Se trata de una especie de galleta cubierta con una crema de queso mascarpone, chocolate blanco y cerezas.
Se comienza haciendo la base de la tarta para ello debemos formar una masa con 1 vaso y 1/3 de harina, 6 cucharadas rasas de azúcar, 1/4 de taza de nueces molidas. Unimos los ingredientes con una cuchara y añadimos 75 g de mantequilla rallada, seguimos mezclándolo añadiendo un huevo y la yema de otro y una cucharadita de zumo de naranja. Al final lo trabajamos con las manos añadiendo un poco de harina para que no se nos pegue a las manos. No la enharinaremos demasiado para que la masa nos quede más fina. Por último envolvemos la masa obtenida con un film plástico y la dejamos reposar media hora en la nevera.
Transcurrido el tiempo de reposo encendemos el horno a 200 ºC y partimos 12 cerezas a la mitad quitándoles el hueso. Con el rollo de amasar extendemos la masa sobre un papel de horno en forma de círculo de unos 28 cm de diámetro doblando el borde sobre sí mismo y prensándolo con un tenedor. Extendemos tres cucharadas de mascarpone sobre la masa untándolo con cuchillo y rallamos dos onzas de chocolate blanco extendiéndolo por encima. Por último adornamos con las cerezas e introducimos al horno a media altura sobre la bandeja unos 15 minutos vigilando que no se queme.
